Definición: La Iglesia es Maestra, como tal enseña y su enseñanza es inspirada por la Palabras de su fundador: Jesucristo Señor Nuestro. La misión Central de Jesucristo es la de la salvación de muchos, la reconfiguración o restauración del pacto de Dios Padre con los hijos de Adan, lo que conocemos como Sociedad.
La Iglesia es entonces la encargada de la enseñanza de las verdades reveladas a través de los siglos por las escrituras y la tradición, esta enseñanza se configura en la "kiriaké o Ecclesia" (Asamblea) de los hijos de Dios, compuesta precisamente por el Pueblo Elegido, Israel en el antiguo testamento y todos los miembros del cuerpo místico de Cristo: los cristianos, que se constituyen en Sociedad.
La doctrina se entiende entonces como la enseñanza de la Verdad única, inmutable y revelada que custodia la iglesia y que es enseñada al Pueblo creyente que consituye la sociedad; la Doctrina es social ya que es a la "sociedad de los creyentes" para quien se custodia y persevera; en efecto, Cristo Jesús dio el anuncio del Reino de Dios a todos aquellos que quisieron recibirla y se configuraron en pos del mismo Cristo, formando su cuerpo inmaculado y límpido, cuerpo místico donde Cristo es la Cabeza (san Pablo).
Pero la verdad revelada y custodiada, no es unicamente una expresión metafísica y filosófica de la Verdad, ésta verdad manifestada también en la creación está unida a la vida misma los hombres: esta verdad en el mundo físico se constituye en realidad, una realidad donde se vive se siente y se interactúa. El llamado de Cristo, por tanto, es de evidenciar la Verdad en la Realidad de un mundo agobiado por el pecado y la ausencia de Dios, el anuncio de que es posible Vivir la realidad a partir de la Verdad revelada de Dios, no como una propuesta política y filosófica adicional, sino como una unica forma de trascendencia de relación entre el mundo Dios y el hombre.
Es en esta vivencia de la realidad, en que la Iglesia debe, a semejanza de su Cabeza, Cristo Maestro y Pastor, anunciar el Reino mediante la prédica de una vivencia evangélica donde "todos compartamos el pan"´no solo de forma sacramental sino también en el compartir y en la administración de los Recursos que Dios Padre, desde el momento de la creación dio para nuestro sustento.
La Iglesia por tanto no habla de la instauración de un nuevo modelo o el establecimiento de una Revolución, tampoco de una separación sustancial entre lo político y lo religioso, entre lo religioso y lo cultural, entre lo cultural y lo económico y entre lo económico y lo social.
Los grandes economistas del pasado han visto la evolución "social" del ser humano como un proceso histórico de crecimiento y de asimilación de rivalidades entre "clases sociales", identificadas estas por la poseción de los llamados "factores de producción" que determinan la subsistencia de las sociedades, civilizaciones y del mismo ser humano que las conforma.
Quizá es la aparición de "los factores de producción" lo que establece una separación de "clases", la aparición de un "egoismo egocentrista" de tener que crea baches insuperables que establecen las diferencias, que establece las relaciones entre Ricos (quienes tienen) y los pobres (quien no tienen); sin embargo, el anuncio de la palabra de Cristo no está determinada exclusivamente en estos términos tan terrenales y sombríos, sino más bien en la configuración del hombre con la creación misma, no como poseedor de la naturaleza creada, sino como miembro de esta naturaleza. La invitación que hace el maestro es "ser perfectos como el Padre del Cielo es perfecto" y "ser mansos y humildes" así pues, en efecto, la asimilación con Cristo está muy lejos de una asimilación con el verdadero dueño de lo creado (Dios) sino en la asimilación con "El hijo del Hombre que no tiene donde recostar la cabeza" y que vive con lo indispensable, que comparte la limitación con el hermano (multiplicación de los panes) y que descubre así el verdadero amor de Dios.
Labor de la Iglesia: La Iglesia por tanto, ha de ser la cutodia de la verdad revelada (doctrina) inmutable y Maestra, no como una fiscal y acusadora de las injusticias que se viven, tampoco le compete la generación de modelos o sistemas económicos que propendan por una realidad distinta o "tercera vía" ya que la Iglesia ha vivido a lo largo de los siglos, por Sistemas o Modos de Producción distintos, desde el Esclavismo, donde abogaba por la dignidad del Ser Humano, El Feudalismo donde daba la esperanza del Reino de Dios, hasta las persecuciones atroces que ha vivido en los años en donde el capitalismo ha mostrado su furia; la labor de la iglesia, conforme a la voluntad de Cristo, su Fundador, es Anunciar a los pueblos la Salvación, el perdón de los Pecados, y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, atar y desatar en la tierra y en el Cielo, y prevalecer ante el espíritu Maligno que busca la destrucción, no dejándose confundir, dar la esperanza a los desauciados y no buscar por tanto, medidas y opciones políticas que no le competen (al Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del Cesar).
Acción de la Iglesia: La iglesia está siempre al lado de los pobres y desamparados, es por eso que la labor de la Iglesia de los Misioneros Véteros Medellín a cabeza de su obispo, es la del anuncio del mensaje de Cristo en el seno de la comuna Nororiental de Medellín, en el sitio de la avanzada, donde una humilde catedral edificada de zinc y madera es el centro de la celebración del Sacramento de la fe... Una demostración de que Cristo Vive como sus vecinos, rodeado de pobreza, y vegetación, en los extramuros de una ciudad agobiante y desenfrenada, donde Cristo, al igual que los pobres es limitada, arrojada a la periferia al punto que es objeto de los más ruines y atroces crímenes: Sacrilegio y robo... los ministros de Dios, son también víctimas del desarraigo y abandono que la sociedad en general quieren darle a los pobres y a quien consuela: Cristo.
A modo de Conclusión: las palabras de Pablo VI en el Credo del Pueblo de Dios se establece:
"Confesamos que el Reino de Dios iniciado aquí abajo en la Iglesia de Cristo no es de este mundo, cuya figura pasa, y que su crecimiento propio no puede confundirse con el progreso de la civilización, de la ciencia o técnicas humanas, sino que conssite en conocer cada vez más y profundamente las riquezas insondables de Cristo, en esperar cda vez con más fuerza los bienes eternos, en corresponder cada vez más ardientemente al Amor de Dios, en dispensar cada vez más abundantemente la gracia y la santidad entre los hombres. Es este mismo amor el que impulsa a la Iglesia a preocuparse constatemente del verdadero bien temporal de los hombres. Sin cesar de recordar a sus hijos que ellos no tienen una morada permanente en este mundo, los alienta también, en conformidad con la vocación y los medios de cada uno, a contribuir al bien de su ciudad terrenal, a promover la justicia, la paz y la fraternidad entre los hombres, a prodigar ayuda a sus hermanos, en particular a los más pobres y desgraciados. La intensa solicitud d ela Iglesia, Esposa de Cristo, por las necesidades de los hombres, por sus alegrías y esperanzas, por sus penas y esfuerzos, nace del gran deseo que tiene de estar presente entre ellos para iluminarlos en la luz de Cristo y juntar a todos en El, su único Salvador. Pero esta actitud nunca podrá comportar que la Iglesia se conforme con las cosas de este mundo ni que disminuye el ardod dela espera de su Señor y del Reino Eterno"
Referencias
Concilio Ecuménico Vaticano II. Constitución Gaudium et Spes. N4
________________________. Constitución Dei Verbum N10
________________________. Lumen Gentium. N 9-17
Documento de Puebla Iv, 2
Pablo VI. Evangelii nuntiandi.
_______. Octogesima adveniens.
_______. Credo del pueblo de Dios. 30 de junio de 1968.
Pio XII. Quadragessimo Anno.
Ratzinger, Joseph. instrucción sobre algunos Aspectos de la "teología de la liberación". Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. 6 de agosto de l984
A modo de Conclusión: las palabras de Pablo VI en el Credo del Pueblo de Dios se establece:
"Confesamos que el Reino de Dios iniciado aquí abajo en la Iglesia de Cristo no es de este mundo, cuya figura pasa, y que su crecimiento propio no puede confundirse con el progreso de la civilización, de la ciencia o técnicas humanas, sino que conssite en conocer cada vez más y profundamente las riquezas insondables de Cristo, en esperar cda vez con más fuerza los bienes eternos, en corresponder cada vez más ardientemente al Amor de Dios, en dispensar cada vez más abundantemente la gracia y la santidad entre los hombres. Es este mismo amor el que impulsa a la Iglesia a preocuparse constatemente del verdadero bien temporal de los hombres. Sin cesar de recordar a sus hijos que ellos no tienen una morada permanente en este mundo, los alienta también, en conformidad con la vocación y los medios de cada uno, a contribuir al bien de su ciudad terrenal, a promover la justicia, la paz y la fraternidad entre los hombres, a prodigar ayuda a sus hermanos, en particular a los más pobres y desgraciados. La intensa solicitud d ela Iglesia, Esposa de Cristo, por las necesidades de los hombres, por sus alegrías y esperanzas, por sus penas y esfuerzos, nace del gran deseo que tiene de estar presente entre ellos para iluminarlos en la luz de Cristo y juntar a todos en El, su único Salvador. Pero esta actitud nunca podrá comportar que la Iglesia se conforme con las cosas de este mundo ni que disminuye el ardod dela espera de su Señor y del Reino Eterno"
Referencias
Concilio Ecuménico Vaticano II. Constitución Gaudium et Spes. N4
________________________. Constitución Dei Verbum N10
________________________. Lumen Gentium. N 9-17
Documento de Puebla Iv, 2
Pablo VI. Evangelii nuntiandi.
_______. Octogesima adveniens.
_______. Credo del pueblo de Dios. 30 de junio de 1968.
Pio XII. Quadragessimo Anno.
Ratzinger, Joseph. instrucción sobre algunos Aspectos de la "teología de la liberación". Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. 6 de agosto de l984
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